Es el sueño de cualquier apasionado de la historia, un medio que nos permite transportarnos a diferentes épocas y momentos decisivos de la humanidad. Usaremos esta peculiar máquina del tiempo para viajar a todos esos lugares soñados, independientemente de si quedan lejos de nosotros o de si desaparecieron para siempre. La palabra escrita, la fotografía y el video serán nuestros acompañantes y nos facilitarán esta tarea.
Desde Pandora, nuestro lugar de encuentro, nos aventuraremos cada mes en un destino concreto de la historia. Para ello lo único que tendremos que hacer es programar nuestra máquina con los datos correspondientes y dejarnos llevar por todo aquello que veremos y oiremos.
BUEN VIAJE.
Tercer Destino
Lugar: ROMA.
Coordenadas: 41º 54′ 0″ N y 12º 30′ 0″ E
Fecha:
Descripción del viaje:

Una enorme mancha de sangre alrededor de un cuerpo vestido con telas blancas en el centro de un gran salón. Ésta es la primera visión que tenemos al descender de nuestra máquina. Al instante se forma un revuelo de gente corriendo por todas partes que gritan: ¡César ha muerto!. Se nota en el ambiente la emoción y preocupación que sienten todas esas personas, parece ser que César era realmente un personaje muy querido.
Al dejar apresuradamente la escena paseamos durante todo el día por la ciudad de Roma, y al espectáculo arquitectónico se une otro aún mayor, el de la oratoria pública de personas que narran, conscientes ya de lo ocurrido, la fascinante historia de Cayo Julio César.
Al nacer César, en el año
Cuando sólo era un adolescente fue secuestrado por unos piratas al dirigirse por mar a estudiar a la isla de Rodas. Ya en esa situación demostró su capacidad de salir airoso en situaciones difíciles. Después de que su familia pagara el rescate consiguió su libertad pero sus captores terminaron ante la justicia romana y crucificados.
En el año
Era un hombre cercano y convincente en la oratoria, además de un gran escritor. Su intención de reformar el sistema de gobierno pronto le hizo ganar muchos admiradores plebeyos, pero también importantes detractores entre la aristocracia conservadora, que veían peligrar su posición de poder. De todos modos, para llevar a cabo sus planes necesitaba mejorar su situación económica y eso pasaba por la concesión por parte del Senado del gobierno de la provincia de Las Galias. Para lograrlo se unió con dos de los hombres más poderosos de la República: Craso, el hombre más rico de Roma y que había financiado su carrera política, y Pompeyo El Grande, general y uno de los máximos dirigentes de Roma. Junto a ellos formó lo que se denominó “El Triunvirato”. Consiguieron tanto poder que asignaban cargos a voluntad, acabando con la libertad política de la aristocracia. A Julio César se le asignó el gobierno no de una, sino de dos provincias galas y la posible conquista de todo el norte del continente europeo.
Fue en el año

Tres años más tarde un gran ejército bárbaro comandado por Ariovisto invadió la región gala de Aedui. César informó al Senado de que oprimía a los aliados de Roma que encontraba a su paso y que esta situación hacía peligrar el prestigio de la República. El enfrentamiento no se hizo esperar, y la técnica militar y psicológica de César les hizo vencer. Quedó como dueño de Las Galias ante la escapada de Ariovisto a Germania. Pero pronto el disfraz de protector y liberador de esas tierras desapareció, pasando a someterlas e invadirlas, y llegando hasta Germania y Britania. Julio César hacía llegar el relato de todas estas historias y batallas a Roma. Estas narraciones entusiasmaban al pueblo.
Pero su suerte cambió. Su aliado Craso murió en una emboscada cuando se dirigía a invadir el reino de Parthia, y por otro lado, su hija Julia murió al dar a luz, así como su bebé unos días después. Su otro apoyo, Pompeyo, quedó destrozado y se desvinculó de él. El Triunvirato desapareció y Pompeyo se convirtió en su enemigo, influido ahora poderosamente por la clase aristocrática. Los ciudadanos de Roma se mantenían divididos defendiendo a una de las partes. El ambiente era de caos y brutalidad con constantes enfrentamientos, incluso el Senado llegó a arder hasta los cimientos.
La situación en las provincias galas no era mucho mejor. Así, en el año
En enero del año
Sin rivales, en el año
En este punto del relato los oradores empiezan a divagar y a hacer suposiciones sobre quién o quiénes han asesinado a César. Esta duda no la podemos resolver en este momento concreto así que cogemos de nuevo nuestra máquina del tiempo y avanzamos quince años en la historia. Como ya conocemos la figura de los oradores públicos y su gran utilidad para nuestras inquietudes nos dirigimos a la plaza del Foro y allí le preguntamos a uno de ellos sobre la muerte de Julio César.
Es recordado por el pueblo como un dios y aún se venera su figura en varios puntos de la ciudad. Lo que ocurrió en su asesinato es bien conocido. El nombre que aparece por encima de todos es el de Marco Junio Bruto, el protegido de César. Bruto no soportaba su papel secundario en la política romana ni la idea del poder absoluto. Se consideraba, además, un defensor de las libertades, y eso unido a la presión del resto de los políticos del Senado hizo que dirigiera la conspiración contra su protector.
Aquel día del año

Sin embargo, pasados los años, la muerte de César no recuperó la República. Al contrario, la anarquía, la violencia y el imperio acabaron por imponerse. Fue un pariente suyo, Augusto, quien en el año
Bien, pues con la información necesaria para situarnos, sólo nos queda un paso, comenzar el viaje… (ah, y no te preocupes, al finalizar, nuestra máquina nos traerá sanos y salvos de vuelta a la actualidad).
Historia - El Imperio Romano: Julio César