Actualmente es la sede del Parlamento Andaluz, pero hasta 1972 tenía otro uso; era conocido como El Hospital de las Cinco Llagas o también de la Sangre.
Se trata de un maravilloso edificio ubicado frente a la muralla y la Basílica de la Macarena. Fue fundado por doña Catalina de Ribera, dama de la nobleza y emparentada con Isabel la Católica, quién creo en 1500 una fundación de caridad en la ciudad, con la correspondiente Bula por parte del Papa. Pero no fue hasta el 12 de Marzo de 1546 cuando se colocara la primera piedra de lo que estaba llamado a ser el mayor hospital de Europa (junto con el Hospital Mayor de Milán), siete años después de la muerte de don Fadrique Enríquez de Ribera, marqués de Tarifa, hijo de la fundadora y quien también ordenó construir la famosa Casa de Pilatos. Fue una necesidad, ya que el antiguo hospital ubicado en la calle Santiago se quedó pequeño, tras el descubrimiento de América y el crecimiento de la ciudad. Su construcción fue avanzada para la época, ya que desde el principio se tuvieron en cuenta las condiciones higiénicas (no muy de moda en aquellos tiempos), dotándolo de cloacas e incluso de abastecimiento de agua que llegaba por medio de un acueducto.
A lo largo de la historia del edificio se han sucedido numerosas leyendas acerca de sucesos extraños en su interior. Así, en torno a 1734, se tiene constancia histórica de la existencia de una monja de la orden, llamada Sor Úrsula, que destacaba por su carácter inflexible y especial dureza con los pacientes. La monja, que falleció víctima de una enfermedad contraída en el propio hospital a mediados de ese mismo siglo no fue precisamente llorada por los enfermos ni por el resto de personal del hospital. Tras su muerte comenzaron las historias acerca de la presencia de su fantasma en el edificio; una monja que recorría el hospital vestida con un hábito antiguo y con un manojo de llaves en la cintura.
La vestimenta de las hermanas de la Caridad en el siglo XVIII coincide punto por punto con lo manifestado por los testigos que han visto al fantasma, tanto en tiempos pasados como en la época contemporánea. Parece ser que los lugares preferidos por el fantasma para vagar son los que en tiempos pasados eran las estancias de los enfermos, la antigua sacristía que había únicamente para las monjas, la escalera del coro, los largos pasillos de las pisos superiores, el llamado patio 3, la sala de enfermos (donde se detiene a revisar las ropas de cama de alguno que… curiosamente fallece dentro de las 24 horas siguientes a ella) y la sala de despachos, aunque según cuentan no desprecia pasear por el resto del edificio.
En 1984 comienzan las obras de remodelación del edificio para habilitarlo como Parlamento, que finalmente, el 28 de febrero de 1992 inauguran los Reyes, y los fenómenos tampoco cesan. La mayoría de trabajadores que pasaron por allí han visto o sentido el fantasma y comentan que no era extraño ver pasear a una monja vestida de forma antigua, oír quejidos y lamentos, olores de éter y antisépticos, puertas que se abrían y cerraban solas, llantos de bebés, oleadas de frío impresionantes, etc. Muchos dejaron sus puestos de trabajo, pero otros quisieron pensar que eran imaginaciones y aguantaron. Al final necesitaron los servicios de psicólogos para recuperarse.
En la actualidad los sucesos siguen. El grupo de seguridad se niega a efectuar las rondas solos por determinadas salas y pasillos argumentando que no es seguro psicológicamente, que en el edificio suceden cosas muy extrañas. Siguen refiriéndose a la aparición de la conocida monja, a puertas que se cierran y se abren solas, a ruidos extraños, a fuertes olores a desinfectante sanitario, u oleadas de frío tremendo. Otro tanto sucede con el servicio de limpieza; siempre van en, al menos, parejas. Y continúan acumulándose testimonios que contrastan las informaciones.
Pues ya veis, realidad o leyenda, lo cierto es que en la actualidad nuestros dirigentes políticos toman sus decisiones rodeados de fantasmas…por fin una explicación.