Y, como todo en esta vida llega a su fin, hoy me toca despedirme de “El Prisma Violeta”. La verdad es que para las despedidas soy muy mala, cosa que no me sucede en los encuentros. Ya desde pequeña me escondía en la azotea para no tener que despedirme de mis familiares, quizá tenga un problema grave, lo apuntaré para comentárselo a mi psiquiatra. Empecé “El prisma Violeta” con una serie de entrevistas de mujeres, algunas de ellas muy queridas para mí. A otras las conocí para la entrevista, pero entre nosotras se estrechó un vínculo muy bonito. Por todo ello doy las gracias a estas mujeres. Por ser tan especiales. Mi andadura me llevó luego a escribir una serie de relatos cortos, cada uno destinado a algún problema en concreto. Pienso que esa gente que tiene que soportar una enfermedad me parecen los verdaderos héroes. A ellos también les doy las gracias, y espero que si no he sido lo bastante científica perdonen mi ignorancia en la materia. Siempre he intentado documentarme lo máximo posible.
Llegados a este punto, quiero agradecer a los miembros de Pandora su paciencia y saber estar para conmigo, de todos es sabido que los adoro.
No tengo nada más que aportar a esta especie de despedida. Ojalá que les vaya bonito a todos los que seguían mis relatos. A los que no los seguían les deseo lo mismo. Hasta pronto queridos lectores y lectoras.
